Durante siglos y milenios la villa de Lumbier ha hecho que la mezcla de la tierra, el agua, el aire y el sol, con el arte de unas manos experimentadas, haya sido una de sus principales fuentes de riqueza y progreso. Hoy, cuando aquellas manos alfareras han desaparecido para siempre, cuando ya nadie hace de aquellas vasijas un uso funcional, son las personas descendientes de aquellas sagas artesanas, y con ellas todo el pueblo, quienes con profundo agradecimiento han construido este monumento de papel, en formato de libro, para que la memoria alfarera de Lumbier quede salvaguardada para siempre.
